Glasgow Guía de viaje
Acerca de Glasgow
Glasgow ha vivido más cambios en las últimas dos décadas que cualquier otra ciudad británica. Ha pasado de ser un centro industrial en declive a una ciudad en la que reina el optimismo generalizado sobre el futuro y uno de los lugares más de moda de Europa. Los habitantes de la ciudad siempre han sentido un gran orgullo sobre su historia. La larga lista de inventores, ingenieros, escritores y arquitectos nacidos allí durante los siglos XIX y XX fueron uno de los motores fundamentales del proceso de industrialización.
Gracias a los puertos del estuario del Clyde que daban acceso al mar de Irlanda, Glasgow fue también un importante centro de astilleros conocido por sus enormes obras de ingeniería. Las locomotoras de la nación se fabricaban aquí. Su antigua riqueza puede verse todavía en las muestras de arquitectura clásica de Alexander Thomson o en el estilo Art Nouveau de Charles Rennie Mackintosh. Durante el siglo XIX, la red de callejuelas del centro comercial se encontraba al oeste de Merchant City, cuyas mansiones palladianas habían sido comisionadas por los magnates industriales del siglo anterior. El West End (la zona que rodea la colina en la que se asienta la Universidad de Glasgow) está separado del centro comercial por el río Kelvin y la enorme extensión de Kelvingrove Park.
En el periodo de la posguerra, la ciudad sufrió un declive y la población se redujo a la mitad en 1939 (aunque hoy en día Glasgow es la cuarta ciudad más grande del Reino Unido). Los enormes y deprimentes barrios de viviendas de protección oficial de las zonas periféricas, la pobreza y el desempleo dieron lugar a graves problemas, como las infames bandas de navajeros y el malestar generalizado. En los últimos años, Glasgow se ha recuperado de nuevo y se tiene el sentimiento generalizado de que el futuro de la ciudad es prometedor. La industria pesada está reconvirtiéndose y los sectores en auge en la actualidad son los servicios financieros, las tecnologías de la información y los centros de llamadas. Podría decirse que los motores de esta revolución han sido el arte y la cultura. El cine escocés, el teatro, la literatura, la música y el diseño están superando las fronteras y captando la atención mundial. La apertura de la colección Burrell en 1983 (que alberga una colección de arte donada por un magnate de la industria naviera) inspiró el crecimiento de una próspera oferta de museos y galerías que ha ayudado a hacer de Glasgow un destino turístico internacional.
Con una galería de arte de primer orden y varios museos excepcionales, Glasgow fue elegida Ciudad Europea de la Cultura en 1990. A partir de esa fecha, las diferentes tendencias de su economía industrial, su pujante sector cultural y su elevada población estudiantil (hay cuatro universidades en la zona y muchas facultades) han insuflado un carácter juvenil y progresista a la ciudad. Además de sus atracciones urbanas, Glasgow tiene un acceso fácil a algunas de las montañas más hermosas de Escocia, lagos y costas de gran belleza natural. El Loch Lomond, por ejemplo, está tan sólo a 32 km de distancia (20 millas).
La latitud norteña de la ciudad hace que los veranos sean largos y luminosos, aunque el clima es impredecible durante todo el año y los inviernos pueden ser particularmente fríos y húmedos.