Lisboa Guía de viaje
Acerca de Lisboa
Hace pocos años era un ciudad con problemas de imagen. La capital de Portugal (país denominado "el pobre de Europa") era vista como un lugar venido a menos, caótico y asolado por la pobreza. Aunque los lugareños sintieran un gran amor por su tierra y su estilo de vida, no podían esconder la realidad. Hoy en día, Lisboa ha experimentado un renacimiento que no se veía desde los siglos XIV y XV, cuando la ciudad era el centro de un imperio que se extendía desde Brasil hasta la India.
El acontecimiento que supuso un punto de inflexión para dicha regeneración fue la Exposición Mundial de 1998. Lisboa luchó por la financiación del gobierno central y de la Unión Europea, mientas que las autoridades se encargaban de poner a punto la ciudad. Las obras de regeneración incluían un nuevo puente por el río Tajo, la ampliación de la desvalida red de metro y una gran reestructuración del emplazamiento de la Expo, el Parque das Nações. Lisboa no tardó en aprovechar el tirón de la Expo 98 y supo encauzar bien la atención mundial y se ha hecho un hueco en los circuitos turísticos y de negocios. La ciudad ha dado forma a sus encantos naturales (la calidez de sus gentes, su animada vida nocturna y el esplendor de su enclave) y los presenta al mundo de una forma atractiva. Esta nueva edad de oro empezó incluso antes, en 1994 cuando Lisboa fue proclamada Capital Europea de la Cultura y su visibilidad ha continuado con la celebración de varios partidos de fútbol de la Eurocopa en 2004 y los Premios de la Música de la cadena de televisión MTV en 2005.
El increíble emplazamiento de Lisboa, que se extiende por siete colinas y cuelga sobre las riberas del ancho estuario del río Tajo, atrajo a los colonos en 900 a.d.C. con la llegada de los fenicios. No obstante, alcanzó su cenit en los siglos XIV y XV cuando los exploradores partieron a navegar por los océanos del mundo. Muchos de los edificios más esplendorosos, como los que hay a lo largo de la ribera en el barrio de Bélem pertenecen a esta época. Sin embargo, la mayor parte de la zona Baixa del centro de la ciudad data del siglo XVIII, época en la que se tuvo que reconstruir gran parte de Lisboa tras un devastador terremoto en 1755. Los fados lisboetas relatan tristemente el fin de la edad de oro marítima y tragedias como el terremoto. Hoy en día los lisboetas disfrutan de su reconquistada alegría y han dejado atrás los tiempos de introspección y fatalismo de los fados.
La Lisboa del siglo XXI es una ciudad vibrante, cosmopolita y creativa que ha mezclado a la perfección la historia con la modernidad, la tradición con la vanguardia. La mejor época del año son las lánguidas tardes de verano, cuando las cafeterías de las aceras y los restaurantes del río bullen con vida. Incluso en invierno, cuando las nubes descargan sobre el Atlántico, se aprovecha el mínimo rayo de sol para sacar las mesas a la calle en una ciudad que sabe disfrutar de la vida y donde dejar que corra el tiempo es lo primordial.