Restaurantes en Cracovia

Uno de los mejores restaurantes de Cracovia, el Cyrano de Bergerac sirve exquisita cocina francesa en una vieja bodega del Casco Antiguo. El local está bellamente decorado, combinando la tradición polaca y el refinamiento francés. El menú, sin embargo, se decanta decididamente por la influencia gala, en concreto por la alta cocina francesa. Las piezas de arte y los tapices cuadran a la perfección con el su ambiente romántico.

Esta barcaza de carga holandesa, que remonta sus días al año 1889, flota plácidamente en las aguas del Vístula y acoge a multitud de comensales que acuden ahora en busca de una carta refinada y contemporánea en un entorno único. Sirven sopas, marisco y pasta, pero hay que reservarse para el final: el menú de postres en este carguero reconvertido con estilo y clase es endiabladamente tentador.

En las aristocráticas salas de este establecimiento cuyo nombre quiere decir "bajo el peral" sirven un excelente menú que combina la tradición polaca con la cocina internacional. Mantine un aire de club privado gracias a las líneas señoriales de la antigua casa que la alberga y a la nutrida clientela con abundancia de escritores y artistas. La comida es de la mejor calidad y sabrosíma. Las sopas son insuperables, así que te recomendamos probar una de las que se sirven en las distintivas hogacitas de pan.

El ambiente bullicioso, la decoración rústica y el acogedor patio contradicen la imagen gris con la que este local aparece en el famoso largometraje La lista de Schindler. Escondido en un callejón del barrio judío de Kazimierz, este una vez plató cinematográfico recibe la afluencia de muchos lugareños, que acuden para tomar unas copas o para darse un festín de comida deliciosa. El estofado de papada de cerdo y los pierogi (típicos pastelitos de pasta rellenos) son especialmente recomendables.

Justo en el borde del casco antiguo, este pequeño restaurante sirve excelente cocina polaca en un ambiente íntimo. El patio arbolado es un lugar soberbio para pasar la noche y, por su parte, el interior ofrece un escenario romántico, lleno de encanto rústico y rural. Las porciones de sus especialidades son generosas; las sopas, sublimes, y su pato asado con manzanas, sencillamente sensacional.

En tiempos punto de encuentro de escritores, pintores, actores y otros artistas, este restaurante de Cracovia, abierto desde 1895, tiene aspecto de caverna, recibidores de estilo modernista, que dan a salas, que, a su vez, llevan a acogedores rincones. Su menú de cocina tradicional polaca es de calidad y a buen precio. Por eso y por su decoración fin de siglo, los grabados y todos los recuerdos que adornan sus paredes merece, sin duda, una visita.