Restaurantes en Florencia

Propiedad de los más afamados viticultores de la Toscana y alojado en el elegante palazzo familiar al lado de Santa Maria Novella, este refinado restaurante cuenta en su bodega con estupendos vinos toscanos y Chiantis cosechados en los terrenos de su propia hacienda. En el menú predominan los sabores sutiles que maridan a la perfección con la oferta enológica y seducen a cualquier comensal. Como muestra sirva la mención a los involtini de ternera glaseada y alcachofa en salsa de vino blanco y cebolla tierna. La selección culinaria se basa en gran medida en productos de temporada. Con el postre, los golosos pueden disfrutar del dulce Vin Santo, que se sirve con pastas cantuccini.

El ambiente bullicioso es marca de la casa en este moderno y alegre bistró. El local acoge a los comensales con una atmósfera íntima de botellas alineadas y rústicos platos de cerámica colgados de las paredes. Arte, moda y buena mesa atraen a una clientela noctámbula de periodistas, estudiantes americanos, actores y enteradillos. El menú tienta el paladar con platos como canelones con mascarpone y champiñones, tablas de degustación, tiras de ternera con una variada selección de salsas, ensaladas, pasta, quesos y excelentes vinos.

Este restaurante contemporáneo atrae una clientela joven (veinteañeros y treinteañeros). El techo artesonado (cubierto en invierno con cortinas blancas) y sus ventanas con vidrieras de colores, se complementan con sencillas mesas de madera oscura y asientos bajos en color blanco. El menú se adapta periódicamente a los productos de temporada. Entre sus sabrosos platos podemos mencionar: tagliatelle con salsa de faisán, filetes de ternera en salsa de trufas negras o ensalada de jabalí. También hay un bar americano que sirve aperitivos y entrantes por la noche temprano. El restaurante abre todos los días para el almuerzo y la cena.

Esta trattoria de Santa Croce está muy de moda, a ella acuden frecuentemente estrellas de Hollywood y embajadores. La Osteria Caffè Italiano ofrece comida sencilla basada en la típica cocina toscana. Las vitrinas de madera oscura están llenas de salamis y botellas de vino en la parte frontal del restaurante. En la parte trasera es donde se encuentra el comedor abovedado donde se ven pasar bajo las lámparas platos de embutidos recién cortados, lasaña, filetes de cerdo, verduras asadas y queso pecorino. También tiene una pizzeria adyacente, donde se puede acceder a una selección de productos igualmente sencilla, pero estupenda y que, además, se pueden pedir para llevar. El punto débil, el servicio, que puede ser un poco lento. El restaurante cierra los lunes.

Esta coqueta y siempre ajetreada vinoteca cerca del Ponte Vecchio atrae a una amplia mezcla de comensales. Llegan en busca de una cocina creativa y un entorno romántico: sillas de madera tallada, bellas piezas de ebanistería y techos de viga vista. El menú acoge y revisa la variada tradición y la amplia geografía italianas con sopas de productos de temporada, ensaladas imaginativas, crostini (tostas) y suculentos platos como los pici e pioppini con pecorino Romano e pepe (fideos hechos a mano con setas pioppini, queso pecorino y pimienta). Con todo, conviene reservarse un poco para los postres: tarta de higos, pastel templado de fresas y torta con salsa de limón.

Este restaurante familiar con vistas al Arno es una trattoria toscana tradicional, con paredes de ladrillo visto y donde uno se siente calurosamente bienvenido. Los entrantes y la bistecca alla fiorentina (chuletón asado con un toque de aceite de oliva virgen sobre brasas incandescentes) son excelentes. Por su parte, los vegetarianos pueden disfrutar de platos como los penne con flor de calabaza. Entre los postres se cuentan clásicos populares como el tiramisú y la tarta de chocolate. El local, merecidamente, suele estar lleno, sobre todo, los calurosos días de verano.

La Cantinetta dei Verrazzano se encuentra cerca del Ponte Vecchio. Allí encontrará una fantástica selección de fiambres, empanadas, tartas, una cafetería e incluso un puesto que vende los vinos de Castello di Verrazzano, procedentes de los prestigiosos viñedos de la región de Chianti. Este sitio es ideal para comer solo o cuando se tiene demasiada prisa. Su decoración rústica, con suelos de terracota, superficies de mármol, grandes espejos y muebles de madera oscura, crean una atmósfera cálida y agradable.