Restaurantes en Reikiavik

Acaba de abrir y esta casa de comidas es ya uno de los restaurantes más interesantes y punteros de la capital. Aunque su chef Hrefna Rosa Saetran no haya alcanzado todavía la treintena, no estamos hablando de una advenediza (trabajó varios años en el aclamado Seafood Cellar). Sus sorprendentes creaciones gastronómicas sorprenden y deleitan por igual. Fusiona productos autóctonos con modos de hacer asiáticos, así que no les extrañe encontrar sushi islandes o siluro al wasabi. También la decoración mezcla Oriente y Occidente combinando bambú y basalto. Japón queda representado con el sushi-bar y la parrilla robatayaki. Abre a mediodía y por la noche.

La casa de madera negra, que da al cruce de Bankastraeti y Laekargata, fue construida por un rico comerciante danés en 1830 para albergar una panadería. En la actualidad ha sido restaurada y en ella se ubica el restaurante Laekjarbrekka, que aún conserva un aire de los viejos tiempos. De hecho, es el lugar ideal si se quiere degustar la mejor comida islandesa tradicional en un entorno auténtico del siglo XIX. En la planta alta hay un bar, perfecto para tomar una copa antes o después de comer, mientras que el comedor principal de la planta baja es igualmente acogedor con su heterogénea colección de adornos, manteles bordados, cortinas de encaje, lámparas de Tiffany y tapices en las paredes. La comida es estupenda, de estilo tradicional, con especialidades como el cordero o la langosta, que es especialidad de la casa.

Con su localización de primera, al lado de la plaza Austurvollur, este concurrido local es el lugar donde ver y ser visto en el verano. Abre diariamente hasta la 1:00 de la madrugada (hasta las 4:00 los fines de semana). El Café París ofrece una amplia variedad de bocadillos, pasteles, sopas y platos de pasta, además de sus recetas a la parrilla y un menú de desayunos. El ambiente, cálido y calmado, y las numerosas opciones del menú aseguran a este bistró su clientela, que llena el local desde por la mañana hasta altas horas de la noche.

Un nuevo local que se suma a los restaurantes que apuestan por pescados y maríscos se ha establecido en el decimonónico edificio Zimsen. El menú promete llevarnos a dar la vuelta al mundo en lo que a pescados se refiere: ofrece maravillas como el salmón de Corea con semillas de amapola o bacalao de Cuba. El local en sí muestra una ecléctica variedad de muebles y toques decorativos. De todos modos, resulta acogedor e invita a quedarse.

Los perritos calientes (pylsur) son muy populares en Islandia, como en otros países nórdicos, y, en lo que a perritos calientes se refiere, Baejarins Beztu se ha convertido en toda una institución. Situado frente a la bahía y con unas vistas poco estimulantes a un aparcamiento, este diminuto quiosco es famoso en toda la ciudad por preparar el perrito caliente islandés por antonomasia. Lo mejor es imitar a los lugareños, que se arremolinan en torno al quiosco a cualquier hora del día para comer algo rápido, y probar el "full monthy", es decir, un perrito caliente con mostaza, ketchup y trocitos de cebolla cruda y frita. Ciertamente no es un lugar con mucho glamour, pero la comida es deliciosa.

El Café Solon está hasta la bandera a cualquier hora del día, por lo que obviamente sus propietarios deben estar haciendo algo muy bien. Quizás sea la música ambiental, la moderna decoración artística de las paredes o la relajada y simpática actitud del personal, que nunca parece demasiado ocupado para atender a la clientela. O quizás se deba a que los platos son siempre sabrosos, bien presentados y con precios razonables. Cualquiera que sea la respuesta, la receta tiene mucho éxito y los clientes vuelven una y otra vez a este alegre local, que cuenta además con un bar en la planta de arriba y una discoteca que abre hasta tarde.