Estonia Guía de Viaje

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Estonia cuenta con un bellísimo paisaje formado por bosques, lagos  y remotas islas en el mar Báltico.

Tallinn, la capital del país, es como una ciudad de cuento de hadas, particularmente su casco antiguo, dominado por las agujas del Ayuntamiento medieval (siglos XIV y XV),  el más viejo del norte de Europa. La combinación de grandiosa arquitectura de sus ciudades, naturaleza casi intacta, y buen ambiente ha convertido Estonia en uno de los destinos favoritos de Europa.

La mitad del país está cubierto de bosques y humedales, mientras que más de mil lagos salpican el paisaje. Estonia es muy llana. Casi dos terceras partes del territorio no superan los 50 metros por encima del nivel del mar. Hay más de 7000 ríos y afluentes que llevan agua al mar Báltico y ciénagas y terrenos pantanosos cubren una quinta parte del país, porcentaje sólo superado por su vecina Finlandia.

Estonia, como el resto de los países bálticos, ha luchado siempre por mantener la independencia de sus vecinos más poderosos, sobre todo Rusia. Stalin la anexionó en 1940, aunque Estonia nunca fue enteramente un estado soberano de la Unión Soviética. Conservó así, su lengua y cultura desde el principio en comparación con otros países de la órbita soviética.

En 1991 se convirtió en un país independiente y en sólo dos décadas pasó de un sistema comunista a ser un ejemplo de economía sostenible en Europa. Ahora, pleno miembro de la Unión Europea, es uno de los países más desconocidos pero una joya que merece más de una visita.