Múnich Guía de viaje
Acerca de Múnich
Ubicada al norte de los Alpes bávaros, en el río Isar, la ciudad de Múnich (München) combina un provincianismo del cual los muniqueses se sienten muy orgullosos con glamour internacional. Fundada por el duque Enrique el León en 1158, en un solo siglo la ciudad se convirtió en la sede de la dinastía Wittelsbach, que controlaron tanto el ducado y el reino de Baviera como el electorado hasta el final de la I Guerra Mundial. Lo realmente significativo es que los Witterlbach propiciaron con su labor de mecenazgo en el arte y con sus amplias colecciones, la fundación de los espléndidos museos y galerías de Múnich.
La denominación München ("casa de los monjes") procede del nombre del primer monasterio del lugar, fundado en el siglo VIII. Desde entonces los monasterios han tenido un papel central en la historia de la ciudad, ya que fue en ellos donde se empezó a fabricar cerveza, una actividad que ha dado a conocer la ciudad en el mundo. Al recibir los monarcas unos sustanciosos ingresos que provenían de los impuestos de la fabricación de cerveza, incentivaron de forma muy activa la producción con el doble objetivo de lucrarse y de mantener al pueblo contento. Tras varias fusiones, las seis cerveceras de la ciudad han pasado a ser cuatro: Augustiner, Hofbräuhaus, Paulaner (conocida ahora como Hacker-Pschorr) y la fusionada Spaten-Löwenbräu. La calidad de la cerveza aún se mide según el Reinheitsgebot (edicto de pureza), introducido por el duque bávaro Guillermo IV en 1516 y que establece el uso de cebada, lúpulo y agua como ingredientes básicos en la elaboración de la cerveza. Beber una espumosa Mass de cerveza en alguna de las cervecerías o terrazas de la ciudad forma parte de la visita a Múnich.
El periodo de entreguerras fue la peor época en la historia de la ciudad y suele pasarse por alto en los folletos turísticos. La ciudad fue la cuna del movimiento nazi tras la I Guerra Mundial y fue el escenario del primer intento de Hitler por alcanzar el poder, el infame "Putsch de Múnich" el 8 de noviembre de 1923. Por otra parte, en 1938, el tratado por el que se cedía parte de Checoslovaquia a los nazis y que fue suscrito por Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, se firmó en Múnich, un acto de apaciguamiento que inició el periodo que desencadenó en la II Guerra Mundial. La ciudad sufrió unos intensos bombardeos por parte de las fuerzas aéreas de los Aliados hacia el final de la guerra, pero el éxito de la economía durante la posguerra sirvió para llevar a cabo un programa de reconstrucción y restauración de la ciudad, que ha convertido a Múnich en unos de los destinos turísticos más visitados en Alemania.
Los ciudadanos de Múnich se caracterizan por tener un refinamiento cosmopolita, así como una auténtica pasión por las tradiciones de la región. Multitud de turistas visitan la ciudad con motivo del mundialmente famoso Oktoberfest para participar en la orgía de cerveza y fiesta. Las estereotipadas imágenes de bávaros vestidos de lederhosen bebiendo ingentes jarras de cerveza y comiendo salchichas no distan mucho del concepto de esta fiesta. No obstante, la sólida vida cultural, las ricas colecciones de arte y las excelentes tiendas hacen de Múnich un lugar con una sustanciosa oferta que va más allá del Oktoberfest. Con unos veranos cálidos en los que se puede disfrutar de espléndidos restaurantes y espectáculos al aire libre y con unos inviernos blancos con mercadillos navideños, Múnich es un destino adecuado para cualquier época del año.