Restaurantes en San Francisco

Vale que bajo la etiqueta de Nueva Cocina Americana puedan servirnos cualquier cosa y salirse con la suya, pero en el caso del restaurante Ame, ese membrete se toma muy en serio y, de hecho, se resuelve con calidad. Hay platos maravillosamente creativos que pueden sorprender al recién llegado. Si este es el caso, quizá la mejor opción sea el sabroso menú, una selección de cinco platos que pasan por el ragout de mollejas y el risotto de foie. El bar por sí mismo merece la pena y, de hecho, atrae a propios y extraños todas las noches.

Puede parecer un atrevimiento recomendar un italiano en medio del barrio hispano de Castro, pero Incanto no decepciona nunca. Logra con nota las especialidades de cualquier menú italiano auténtico. Se atreve con sencillas recetas como las sardinas marinadas o con piezas de carne poco usuales, como tuétano o sesos, que se resuelven en delicias gracias al buen hacer del chef Chris Cosntino. Además, si uno no opta por una comida completa, también hay lo posibilidad de picar algo en la barra y quedar impresionado por los secretos de su estupenda bodega.

No es que se pueda hablar de escasez de restaurantes de dim sum en el centro, pero, en concreto, el Yank Sing parece estar por encima de la mediocridad general, como demuestra la abundante clientela que lo frecuenta. Los carritos de acero inoxidable van procesionando por toda la sala, exhibiendo la habitual selección de empanadillas y pastelillos rellenos, elaborados con gran calidad. Costillas, empanadillas de gambas y de cerdo al vapor, pastelillos de cerdo, pollo, pescado y verduras, todo cocinado para lograr el mejor sabor.

Como un toque de clase en el otro tiempo bohemio Haight Ashbury, esta vinacoteca sirve también una fantástica selección de especialidades italianas en pequeños platos y los más innovadores bocatas (panini) y tostas (bruschetta). Para acompañar, por supuesto, vino, una larga carta en constante renovación. Como se sirve con grifo, se puede hacer una cata antes de comprometerse y pedir copas más grandes.

No es sitio para los amantes del comer tranquilo, sino de aquellos que gustan de comidas divertidas, que se recuerdan como fiestas. En resumidas cuentas, Cha Cha Cha es sinónimo de juerga. Cuando se llega, hay que registrarse en la lista de espera, pero no supone problema alguno, pues se ameniza con jarras de sangría y, así, el tiempo corre rápido. De ahí, se pasa al animado, si no ruidoso, comedor, lleno de toda clase de artilugios religiosos y decoración tropical de lo más kitsch. Luego, a pedir un rosario de pequeños platos, compartir, tomar más sangría y unirse a la farra.

¿Buscando un lugar completamente original donde comer? Este es el sitio. Creada primeramente como casa flotante, se convirtió más tarde en restaurante, Forbes Island tiene faro, playa y palmeras. Está anclada a un corto paseo en bote desde el embarcadero 39. Se puede cenar disfrutando de las vistas de Alcatraz y del puente Golden Gate o bien descender hasta el nivel del mar y cenar en el salón principal, con todos los artefactos náuticos y enormes ojos de buey, desde los que se puede ver nadar a los peces. Los camareros van vestidos de marineros y sirven cocina francesa y el marisco más fresco. La calidad alta y el precio a juego.