Islandia Guía de Viaje

Islandia Sumario

Islandia es volcánica, salvaje y llena de color gracias a lava negra, sulfato rojo, géiseres azules y verdes valles. Su costa está llena de fiordos y es, además, uno de los países con más volcanes activos del mundo.

Hekla, en el sur de Islandia, ha entrado en erupción unas 16 veces, y en la Edad Media los clérigos europeos consideraban al volcán como una de las puertas al mismo infierno.

Es alrededor de las regiones costeras donde Islandia rebosa de actividad, particularmente en la capital, Reykjavík, que es donde reside más de la mitad de la población de Islandia. Reykjavík se encuentra en una bahía rodeada de montañas, en un área lleno de manantiales geotérmicos que proporcionan un sistema de calefacción natural y favorecen la ausencia de contaminación.

Su paisaje arquitectónico combina a la perfección tradición y modernidad. A pesar de ser una capital relativamente pequeña, Reykjavík se ha forjado una reputación de "marchosa" y sus bares y discotecas suelen están siempre llenos.

Gran parte de la fascinación que envuelve a Islandia reside en los mismos islandeses. Sus descendientes propagaron la noción del "poeta vikingo", como se muestra en las heroicas sagas nórdicas, una embriagadora mezcla de fuerza bruta y sensibilidad. A mediados del siglo XIII los isleños se sometieron a la autoridad del rey de Noruega, y cuando Noruega pasó a estar bajo el control de Dinamarca en 1380, Islandia también pasó a pertenecer a Dinamarca. Hasta 1944  Islandia no se convirtió (completamente) en una nación independiente con su propio Jefe de Estado.

El carácter islandés se ha visto influenciado por su naturaleza.  Así, se puede observar pájaros, avistar ballenas, esquiar, ir en trineo o montar a caballo por los glaciares, todo es posible. Aunque no creas en druidas y elfos (más de la mitad de la población islandesa cree en la magia) lo más seguro es que abandones Islandia pensando que es ciertamente mágica.